Liniers Macanudo

sábado, 19 de mayo de 2012

Club de lectura




Aquí los apartes del diario del club de lectura que da cuenta de todo cuanto ocurre en los encuentros semanales de cada jueves.

"Segunda reunión del club de lectura:

Esta tarde empezamos la reunión del club y ha venido más gente -el bibliotecario se puso contento-: Manuel C. y Juan Carlos B., dos invitados especiales que no esperábamos pero que igual no pudieron quedarse por mucho tiempo. Los integrantes recibieron a Manuel sin ningún comentario, pero con Juan Carlos recordaron públicamente la regla del club que prohibe la presencia de profesores, aunque Juan Carlos no es profesor sino psicólogo (los integrantes del club son animalitos territoriales -anotó el bibliotecario-). Por fortuna mi amigo psicólogo está más allá del bien y el mal, se sentó, cerro sus ojos y, durante el tiempo que su cuerpo hizo presencia física, su mente se perdió en los intersticios de la música y las palabras que escuchábamos.

Después de algunas canciones de jazz no bien recibidas por los integrantes, empezamos el segundo capítulo de Cowboy Bebop pero fue rechazado para la mitad de los integrantes más 1 -el bibliotecario se puso triste-, así que la reunión quedó por un momento en el limbo. Afortunadamente Samuel estaba de cumpleaños y un cumpleaños siempre es un buen motivo para una reunión, aunque cumpleaños sin pastel, velas ni regalos es una reunión vergonzosa. Feliz cumpleaños, Samuel. Creo que es prudente hacer un calendario de los natalicios de los integrantes.

Como los integrantes no supieron ponerse de acuerdo para celebrarle el cumpleaños a Samuel, pasamos a un tema muy urgente: ¿Qué libro vamos a leer?.  Podría ser un libro corto para terminar antes de este año lectivo o de un libro extenso para empezar a leer desde ya.  Yo sospecho que los integrantes del club se tragan los libros, que no hay necesidad de calma para empezar. Cada quien dio sus sugerencias de lectura mientras  yo tomaba nota atenta e imparcial en este diario -cabe resaltar que el bibliotecario anotó la palabra "imparcial" con una caligrafía diferente que podría denotar otras intenciones-.


Valentina G. habló en nombre de The Hunger Games -a lo que el relator del diario no pareció sorprendido-. María Antonia, una tierna niña en una tierna y delicada edad deseó los libros de la colección Zona Libre (editorial Norma), ella quiere libros que hablen de las cosas que le suceden en carne propia. Felipe dijo que La Divina Comedia -el bibliotecario anotó en seguida y entre paréntesis (suicidio político)-. Samuel conjuró los vaticinios de Nostradamus, hay gente que abusa de sus cumpleaños. Tomás, con su voz de Zeus quiso Harry Potter, a lo que le siguieron algunos aplausos y hurras. Daniel nombró los relatos cortos de Poe, de Sherlok Holmes,  y propuso El Hobbit o el Señor de los Anillos. Luego vinieron María Camila, María Isabel,  y Valentina C. con Harry Potter y en seguida tuvieron una acalorada discusión con Tomás acerca de cuál es la mejor parte de toda la saga; Tomás, con su atronadora voz confesó sin vergüenza alguna haber derramado cuatro lágrimas sobre el párrafo en el que murió un personaje que no recuerdo aquí-el bibliotecario apenas y ha leído el primer libro de la saga Potter y confiesa, también sin vergüenza, que se queda dormido en las adaptaciones cinematográficas de la misma-. Valentina G. G también le dio su voto a Harry Potter pero también mencionó los Libros de Nicholas Sparks, Narnia o libros de vampiros.


Ya por último discutimos sobre la posibilidad de leer preferiblemente los libros en inglés, por suerte para mí que sonó al campana"


En ninguna página del diario se precisa el voto del bibliotecario pues desde el inicio se declaró a sí mismo sin voto aunque sí con voz. Pareciera un posición loable de un coordinador de club de lectura que cree en al autonomía de los jóvenes y que tendrá que estudiar entonces la obra de J. K Rowling para estar al nivel de sus estudiantes. Aunque dicen que lo escucharon decir a sus amigos que sí planea manipular las decisiones, rumor que ha ganado fuerza desde que se supo que el club de lectura anda conociendo la obra de Shakespeare. Más sabe el diablo por bibliotecario que por diablo.